ALOE VERA

(Aloe Barbadensis Miller var. Vera)
La especie botánica Aloe siempre se ha incluido en la familia de las Liliáceas porque está unida a un bulbo original al igual que las azucenas, las cebollas, el ajo y los espárragos. En vista de las características específicas y particulares, se introdujo el Aloe en una nueva familia botánica, la de las Aloáceas.

La familia de las Aloáceas incluye alrededor de trescientas cincuenta variedades de plantas en todo el planeta. Posee flores de forma alargada cuyo color varía según las diversas especies, con una gama cromática que va desde el naranja al rojo escarlata.

El Aloe Barbadensis Miller (Aloe Vera) destaca entre las distintas variedades de Aloe por su interés cosmético-curativo.

Es una planta perenne que crece en forma de repollo cuya base está rodeada por una roseta de hojas crasas y espinosas de evolución espiral. Su estructura y consistencia recuerdan vagamente a la del cactus.

La Planta alcanza su madurez a los 4 años, su ciclo vital completo es de 12 años.

Cuando se cortan las hojas, dos o tres veces al año, sus “heridas” cicatrizan rápidamente, casi al instante; de hecho, se produce una especie de líquido protector que impide la perdida de savia.

El Aloe Vera se multiplica fácilmente mediante esquejes de los brotes que florecen en la base. No se debe exponer esta planta a climas extremos con grandes variaciones térmicas o excesiva humedad.

De la parte central de la mata de hojas del Aloe Barbadensis se erige el tallo rígido y leñoso de las flores, una vez al año, a una altura que puede alcanzar el metro y medio. El florecimiento en verano se realiza con formaciones tubulares y en racimos de color amarillo en el extremo de la punta leñosa.

La hoja de Aloe Vera es carnosa y suculenta de color verde claro, está compuesta por un gel interno, llamado parénquima, y por una cutícula verde muy coriácea que constituye el envoltorio externo.